top of page

Mi experiencia siendo "la otra" en una relación abierta

  • Feña
  • 13 may 2020
  • 8 Min. de lectura

Toda esta aventura inesperada comenzó en Tailandia. 


Yo ya venía desde Chile y Perú cruzándome con muchas personas que vivían las relaciones abiertas y creían en este modelo, así que ya me había picado el bichito, lo creía posible aunque aún no entendía el cómo. 


Pero estaba dispuesta a conocer.


Porque realmente sentía tantas ganas de conectar con tanta gente maravillosa que iba conociendo a un nivel íntimo, no sólo sexual, pero, íntimo... Y cada vez que me encontraba en una situación así, algo en mi cabeza decía...


“NO, tú estás con alguien. Así que aunque quieras, olvídalo” 


Y esa culpa ahoga. Me apaga, me arruga, me quitaba mi libertad. Me hacía sentir prisionera de algo que yo misma estaba escogiendo, de elegir a un compañero para caminar juntos. 


Prisionera de mi cabeza. Y quería sentir esa libertad, y en esa libertad poder decir…


“Quiero hacerlo... O no... O quiero quedarme en este espacio de regaloneo con esta persona sin ir más allá” 

Pero no quiero que mis motivos nunca más sean “Es que tengo pareja”.


Porque no era auténtico. No me hacía sentir como un pájaro dorado que abre sus alas al mundo. Me hacía sentir como una paloma caminando por Perú (Nada contra las palomas jaja Sólo como uso referencial)


Llegué a Tailandia. A un retiro de Tantra de 6 semanas. 12 personas maravillosas que se transformaron en mi familia. Un trabajo profundo e íntimo y transformador e intenso. 


Esa fue la primera vez que pude ser testigo de una pareja que quería abrir su relación y no sabían cómo hacerlo (Nota: No es necesario una relación abierta en el tantra, es necesario escucharte a ti misma y lo que te hace sentir auténtica), y pude ser parte de ese proceso porque ellos nos dejaron ser parte también de esa experiencia mágica durante el mismo retiro. En espacios que nosotros generamos para que ellos pudieran ir abriéndose pero no yendo de A a B saltándose todos los puntos intermedios, si no sintiendo realmente....


“Si doy este pequeño paso en esta dirección, ¿Cómo te sientes?... Ok te hace sentir así, ¿Porqué? Descubramoslo. ¿Estás dispuesto a trabajar y superar esa sensación o quieres volver un pasito atrás? ¿Qué puedo hacer para que te sientas cómodo? ¿Y si avanzo un pasito en esta otra dirección? ¿Qué pasa si abrazo a esta otra persona, qué sientes? ¿Qué te produce? ¿Qué pasa si tu lo hablas con esta persona? ¿Qué pasa si tu no sabes que yo lo abracé? Etc”


Ir probando. No existe una receta. No existe un modelo de relación abierta. Y me di cuenta de los pequeños, pequeños, diminutos pasos que se van dando y que a cada paso hay que ir generando una nueva conexión, porque están abriendo un espacio súper vulnerable. 


Si una no pone el foco en mantener esa conexión super fuerte y comienza a enfocarse en otras mujeres, otros hombres, otras relaciones, es totalmente un juego perdido. 


Una pérdida de energía seguir con esa relación porque tu foco va a estar puesto en otras personas como prioridad. 


Pero si logran compartir ese foco y SIEMPRE mantener esa conexión, SIEMPRE estar trabajando en ese contacto, esa comunicación continua, ese comprender el lenguaje corporal, entender lo que transmite la otra persona profundamente, porque muchas veces ni siquiera las mismas personas saben qué están sintiendo o cómo comunicarlo y lo guardan hasta que se transforma en algo pesado.

Porque nos estamos poniendo fuera de nuestra zona de confort.


Esos días, para mí fueron un abrir de ojos abrupto. Me dí cuenta que siempre estuve poniendo mi foco en cambiar la forma de mis relaciones sin centrarme en lo esencial, en la conexión interna, la escucha profunda de los temores que van apareciendo y las resistencias, en encontrar la verdad detrás de cada momento.


Sacar esos nudos con amor y no a al fuerza, no con resistencia, no con culpa, no culpando al otro por sentirse de cierta manera o tener ciertas emociones.. Es un trabajo en conjunto, si somos compañeros avanzando juntos por la vida… Es SIEMPRE, siempre un trabajo conjunto.


Después de eso comencé a compartir con uno de mis compañeros que tenía pareja. Ella se hizo muy amiga mía durante el retiro también. Y me invitaron a salir. 


Tenían una relación abierta en la que yo no me sentía muy segura de entrar aún, por inseguridades mías (Mi trabajo personal iba por el lado del terror a que una mujer piense que quiero coquetear con su pareja… TERROR) 


Salimos los tres… tuvimos nuestra primera experiencia de trio. Yo notaba que ella lo hacía más por él y yo sentía ese cierre a mi energía y mi contacto. Pero lo pasamos bien, rompimos el hielo. Abrimos ese espacio conversando de todas las inseguridades que teníamos, todo lo que queríamos trabajar. Después de ese ritual, el me siguió invitando a salir. A mi me atraía la idea de continuar aprendiendo de ellos, de embarcarme en esta situación tan desconocida para los 3 y ayudarnos mutuamente. 


Lo único que me frenaba era sentir que tenía los ojos de ella puestos en mí siempre (seguíamos en el retiro cada día) Así que lo que decidimos, fue comenzar a comunicar nuestras inseguridades y temores, por muy mínimas que fueran, todo lo que íbamos pensando y sintiendo. Cuando él me invitó a salir yo le dije “Bueno, pero quiero que sepas que aún me pone nerviosa que ella nos vea así que porfavor no me abraces cuando ella esté cerca” Y poco a poco abrirme a comentarle a ella también estas cosas, o comentarle cada vez que yo sentía que ella me decía que algo estaba bien pero yo no sentía que eso saliera de su corazón 100% y lo podíamos conversar y llegar a la raíz. 


Somos seres sabios. Sabemos cuando la verdad está siendo expresada en su totalidad. Nuestros cuerpos lo sienten.


Bueno, así comenzó una relación de mucha comunicación entre los tres. 


En un comienzo fueron un par de veces que nos vimos solos con él. Para jugar, para probar. Yo me abrí a esa experiencia porque ella dijo que se sentía muy cómoda conmigo y que era una bonita manera de empezar a confiar en que esto puede funcionar. Lo cual a mi me tocó profundamente. De hecho me hizo entrar en un espacio de mucho, mucho respeto y mucho cariño por esta pareja. Honrar ese salto de fe y confianza que también estaban depositando en mí. Por todo lo que sin saber, yo parecía estar regalándoles y todo lo que ellos me estaban regalando a mí.


Desde ese día comenzamos a salir más y más, también a veces los 3 a compartir. Hemos tenido momentos tensos, de colapso también y celos... Y no ha sido agradable estar ahí obviamente… Y aunque a veces he decidido tomar distancia, siempre hemos decidido volver a conectar y conversar. No quedarnos con nuestras historias de lo que creemos que pasó, si no que honrando la transparencia siempre. 


¿Qué es lo que podríamos haber hecho distinto? 

Con esas ganas y ese afán de crecer juntos. 

De que esto no sea una experiencia que se acaba porque me enojé, me ganó el orgullo y chao, me distancio y desaparezco con la idea que no funcionó. 

Bajar un poquito de esa montaña de orgullo en la que muchas veces nos ponemos y reconocer lo que nos pasa. 


Cuando ella comenzó a sentir celos, yo tomé mi distancia, entre por miedo y respeto. Siempre ofreciendo esa opción para traer claridad y no tener que tomar decisiones en medio de la confusión. 


Hasta que un día explotó todo, tuvimos que separarnos por un par de semanas. Yo estaba muy enojada en la manera en que todo se desarrolló, cómo nos guardamos muchas emociones haciendo como que todo estaba bien y armónico siendo que habían cositas aflorando y vivas dentro de nosotros siempre… Pero a veces las pequeñas cosas preferimos pasarlas por alto y minimizarlas porque no son “tan graves”. Nos separamos… 

Nos dejamos de hablar un par de días, hasta que decidimos juntarnos cuando las cosas estaban más tibias y conversar… 

Y poder plantear mi visión de que fue lo que me paso, escuchar su versión de lo que les pasó y poder comprender: Para ella, era complejo entender cuál era mi intención con todo esto. ¿Qué ganaba yo con estar con alguien con el que no podía proyectarme? ¿Qué ganaba yo con ser la segunda?


Y eso me abrió un mundo también... Cuestionarme en realidad, ¿Cuál era mi intención? Adentrarme en ese espacio de reflexión, además de disfrutar.


Ahí me di cuenta que buscaba esa intimidad, esa cercanía con la gente, esa conexión. 


Y una experiencia única.


Y esto lo es...


Una experiencia de abrir el corazón más que nunca antes en mi vida, porque yo sabía que en el momento en que yo cerrara mi corazón un segundo, podía hacerle daño a otra persona que quería mucho, y sabía que la única manera de que esto funcionara era amándonos todo el tiempo y estando atentos a lo que el otro pudiera estar sintiendo. Incluso ante poniéndonos a las necesidades del otro muchas veces.


Tomandome el tiempo de salir con uno, con otro, los tres juntos a veces, teniendo cenas, yendo a la playa. 

Así seguimos hasta el día de hoy, compartiendonos siempre. Yo encontrando un motivo que me nutre, que me llena de comparti con un hombre que para mí es mi compañero tántrico. Con el que disfruto cada instante como si pudiera ser el último. Con el que hacemos trabajo energético, rituales, hablamos de espiritualidad, desarrollo personal todo el día y disfrutamos la compañía del otro, básicamente. Y que está ahí disponible y abierto a amar, amar en todas sus formas, a más de una mujer.


Durante todo este tiempo ella no salía con nadie. 

Ella comenzó a salir con un chico hace un par de semanas. 

Ahora puedo ser testigo de cómo el foco también va hacia abrir el corazón a esta nueva situación con todas las emociones y reacciones humanas que trae. 


No creyéndonos inmortales, ni super elevados, ni super abiertos de mente. Porque pasan cosas inesperadas, y en momentos de desconexión (que todos tenemos en algún momento) éstas situaciones pueden ser algo que te despierta todo, multiplica todo lo que puedes estar sintiendo. 


Si en un momento te sientes insegura, el hecho de que tu pareja vaya con otra mujer puede multiplicar toda tu inseguridad. Multiplicar todo tu miedo. 


Entonces ser super honestos, cuidadosos.. y a mí me ha servido mucho el conocerla, ser amiga de esta mujer, tener ese contacto con ella, de primera mano, poder preguntarle qué se siente bien o qué no.

Muchas veces siento esas ganas de tener mi compañero, pasar las noches acompañada, mandarnos mensajitos, contención emocional, y digo… 


“No… No voy a mandarle a él… Él ya tiene su relación principal…”


Y me empecé a guardar eso.


Y un día dije.. 


“No… Si estamos aquí diciéndolo todo y siendo honestos voy a compartir esto también (aunque me asustaba muchísimo) y nos juntamos con ella y le conté… 


“A veces siento ganas de mandarle un mensaje, o si me siento sola, de conectar de una manera más íntima y buscando contención y no lo hago porque siento que es tu terreno y no quiero entrar ahí e incomodarte, o que estén juntos y que él esté recibiendo mensajes míos…”


Me dijo que en realidad prefería que no. Ella me agradeció por tenerla en cuenta.


Y se tomó un par de días… Y me contactó para decirme… “Sabes, está bien si a veces quieres enviarle un mensaje”


Y así pasito a pasito ir sintiendo sinceramente tus límites. Tu zona de crecimiento y tu zona de peligro. 


Siendo testigos los tres de abrirnos como una flor, y acompañarnos con cariño. No desde el interés de estar buscando algo, de estar ansiado tanto una experiencia que te haga pasar por encima de otra persona.


Y siempre consciente de cómo puedes ser un soporte. No una carga.


Encontrar continuamente el balance entre esos cuatro espacios de... 

Dar sin que me pregunten.

Ofrecer y ver si quieren tomar.

Tomar lo que necesito a conciencia.

Pedir lo que otros puedan ofrecerme cuando me hace falta.


Equilibrio y cariño. 

Y usar estas experiencias para crecer. 


Así fue cómo él describió esta experiencia <3


“Cuando tienes tu libertad, ni siquiera necesitas tomar tanto… Cuando no la tienes, empujas tanto por tenerla que pareciera que hay mucho por ser tomado, incluso si no lo necesitas”




 
 
 

コメント


Suscribirse

  • Facebook icono social
bottom of page