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Sexo ¿Sagrado? El sexo como camino para descubrir el éxtasis de vivir

  • Feña
  • 2 dic 2018
  • 20 Min. de lectura

"Cuando entras en el amor, en el mundo profundo e íntimo del amor, la persona desaparece, la forma desaparece, y la persona amada se vuelve simplemente una puerta al universo"

“Trata el acto sexual como si fuera una oración, como si fuera una meditación. Siente lo que tiene de sagrado. Por eso en Khajuraho, en Puri, en Konarak, todos los templos tienen esculturas del coito. El acto sexual en los muros de los templos parece ilógico. Parece inconcebible, contradictorio. Por eso han representado el acto sexual en sus templos sagrados. «Acércate al sexo como si estuvieras entrando en un templo sagrado», por lo tanto, cuando entras en un templo sagrado, el sexo debe estar presente para que ambos queden unidos, asociados en tu mente. Entonces puedes sentir que el mundo y lo divino no son dos elementos en lucha, sino uno. No son contradictorios, sino simplemente polos opuestos que se ayudan mutuamente. Y sólo pueden existir a causa de esta polaridad” –Osho-

En los últimos tiempos hemos visto un aumento profundo y expandido de todas las prácticas de sexualidad sagrada y tantra en el mundo. Para mí sonaba bien y me atrajo explorar este nuevo mundo, sintiéndome bastante libre de pensamiento pero aun siendo consciente de cuanto me faltaba avanzar para poder vivir una sexualidad plena y sin culpas.


Me adentré en cursos y retiros buscando comprender, buscando realmente poder integrar el «Acércate al acto sexual como si estuvieras acercándote al templo de lo divino», sintiendo muchas veces que era forzado, que una parte de mi mente quería pensar que era sagrado y otra parte animal se estaba quedando cada vez más hundida por ser muy humana y llevada por sus instintos.


Quiero compartirles los más profundos escritos que he ido recopilando con el paso del tiempo. Y esto fue lo que descubrí…


Para la sexualidad sagrada y el tantra todo es sagrado, nada es profano. En realidad, no hay nada que pueda ser llamado “profano”. Todo es divino. Y éste parece ser el punto de vista correcto, el más profundo.

Si una sola célula, si un solo átomo en este mundo es profano, entonces justifica la existencia de su opuesto. ¿En base a qué puede algo ser profano, si no es en base a una visión dual que justifica la existencia también de algo sagrado? Lo sagrado y lo profano se determinan entre sí, se incluyen entre sí.

De modo que el mundo es totalmente, incondicionalmente sagrado, o es profano; no hay camino intermedio. Por lo tanto el mundo simplemente ES.


El sexo es la energía básica a través de la que hemos nacido, con la que hemos nacido. Las células básicas de nuestro ser y de nuestro cuerpo son sexuales, de manera que la mente humana gira en torno al sexo.

Para sexualidad sagrada y tantra, tienes que usar la energía del sexo. No luchar con ella, transformarla. No pienses en términos de antagonismo, sé afectuoso con ella. Es tu energía. No es mala, no es dañina. Toda energía es simplemente natural. Puedes hacer de ella un obstáculo, una barrera, o puedes hacer de ella un peldaño. Pero no es ninguna de las dos cosas. La energía es simplemente natural.

No estés en contra de éstas energías. Mejor, ayúdalas a salir. No las reprimas; deja que se evaporen de ti. Cuando se hayan evaporado, de pronto, te darás cuenta de que hay silencio, de que hay amor, de que hay compasión. No tienen que ser cultivados. Son sólo como un riachuelo oculto en las rocas. Retiras las rocas y el riachuelo empieza a fluir. El riachuelo no está en contra de las rocas, no es lo opuesto de las rocas. Con sólo la ausencia de las rocas, sucede la abertura y el riachuelo comienza a fluir.


El amor está en ti como un riachuelo, la culpa con respecto al sexo está en ti como una roca. Tira esta roca. No hay necesidad de golpear a nadie con ella.


Ha llegado el momento para tomarse el sexo de modo natural.


No es necesaria ninguna actitud. Sólo entonces eres natural. ¿Qué actitud tienes respecto a tus ojos? ¿Estás a favor o en contra de tus ojos? ¡No hay ninguna actitud! Por eso tus ojos son normales.

Adopta alguna actitud: piensa que tus ojos son malignos. Entonces ver adquirirá el mismo estado problemático que ha adquirido el sexo. Entonces querrás ver, desearás y anhelarás ver. Pero cuando veas, te sentirás culpable. Cada vez que veas, te sentirás culpable de haber hecho algo malo, de haber pecado. Te gustaría matar el instrumento mismo de la vista; te gustaría destruir tus ojos. Y cuanto más quieres destruirlos, más centrado estás en tus ojos. Entonces emprenderás una actividad muy absurda: querrás ver más y más, y simultáneamente te sentirás más y más culpable. Lo mismo ha sucedido con el centro sexual.


Sabemos muchas cosas sobre el sexo, las que nos han enseñado otros. Puede que hayamos pasado por el acto sexual, pero con una mente culpable, con una actitud represiva, deprisa, apresuradamente. Hay que hacer algo para desahogarse. Cuanto más tratas de dejarlo, más atractivo se vuelve. Cuanto más quieres negarlo, más te sientes incitado.


Sólo una profunda sensibilidad puede hacer entender cualquier cosa. Sólo puedes entender el sexo si entras en él como un poeta lo hace entre las flores. Si te sientes culpable respecto a las flores, puede que pases por el jardín, pero pasarás con los ojos cerrados. E irás con prisa. Tienes que salir de alguna forma del jardín. Así, ¿cómo puedes ser consciente?


Eres un gran misterio de muchas energías multidimensionales. Acéptalo, y entra en cada energía con profunda sensibilidad, con conciencia, con amor, con comprensión.

¡Entra en ella! Entonces cada deseo se convierte en un vehículo para transcenderlo. Y entonces este cuerpo mismo es un templo: un templo sagrado, un lugar sagrado.


Muéstrate agradecido, porque son las fuentes ocultas, y pueden ser transformadas, pueden ser abiertas. Y cuando el sexo es transformado, se convierte en amor.


La semilla cuando toma vida, brota y florece. Entonces hay belleza. No tires la semilla, porque entonces estás tirando también las flores que hay en ella.


Sé consciente del deseo sexual; no crees ninguna lucha. Entra en el deseo con total consciencia, y cuando entras en el deseo con total consciencia, lo transciendes. Estás en él y, sin embargo, no estás en él. Pasas por él, pero permaneces ajeno.

Parece difícil: ¿Cómo estar en el acto sexual conscientemente, con total conciencia? La mente corriente se asusta. Parece peligroso. No es que sea peligroso; cualquier cosa que sabes sobre el sexo crea este peligro para ti. Te conoces a ti mismo. Sabes muy bien que tu mente es astuta. Puedes entrar en el deseo, en el sexo, en todo, y puedes engañarte a ti mismo diciéndote que lo estás haciendo con completa conciencia. Por eso sientes el peligro.


En nuestra experiencia podemos decir que sólo el amor es algo que va más allá de la dualidad. Cuando dos personas están enamoradas, cuanto más profundizan en ello, menos y menos son dos, más y más se vuelven uno. Porque en el amor se siente la unidad. Los cuerpos siguen siendo dos, pero algo más allá de los cuerpos se funde y se vuelve uno.


Es por eso por lo que se anhela tanto el sexo. Lo que de verdad se anhela es la unidad, pero esa unidad no es sexual. En el sexo, dos cuerpos tienen sólo una engañosa sensación de volverse uno, pero no son uno; simplemente están unidos. Pero, por un solo momento, dos cuerpos se olvidan de sí mismos en el otro, y se siente una cierta unidad física. Este anhelo no es malo, pero quedarse en él es peligroso. Este anhelo muestra un ansia más profunda de sentir la unidad.


En el amor, en un plano más elevado, el ser interno avanza, se funde con el otro, y se siente la unidad. La dualidad se disuelve. Sólo en este amor no dual podemos vislumbrar cómo es el estado de amor absoluto sin retorno; de la cima del amor no se vuelve a caer. Es continuar en la cima. Podemos ir allí, pero tendremos que bajar; no puede ser nuestra morada. Podemos ir en peregrinación. Podemos tocar por un solo momento la cima más alta; luego tendremos que regresar. En el amor sucede esta peregrinación sagrada, pero no para todos, porque casi nadie va más allá del sexo. De modo que seguimos viviendo en el valle, el valle oscuro. A veces, alguien va a la cima del amor, pero luego se echa para atrás, porque produce un enorme vértigo. Está tan alto y tú estás tan bajo, y es tan difícil vivir allí. Los que han amado saben lo difícil que es estar constantemente enamorado. Uno tiene que volver una y otra vez. Si vives en la cima no te darás cuenta de que es una cima. La cima se vuelve una llanura. Nosotros somos conscientes del amor porque vivimos en el no-amor. Y a causa de este contraste sentimos el amor.


¿Cómo hacer posible esta cima más alta? Más allá de la dualidad, más allá de la inconsciencia, más allá de la consciencia, más allá del cuerpo y más allá del alma, más allá del mundo. ¿cómo alcanzar esta cima? Hay técnicas. Sexualidad sagrada y el tantra te ofrecen técnicas para experimentarlo, porque es difícil comprenderlo desde el intelecto.


Cuando el amor alcanza su cima, el amante desaparece. ¿Por qué sucede esto? Esto sucede porque, en realidad, toda persona es sin forma. No eres un cuerpo. Te mueves como un cuerpo, vives como un cuerpo, pero no eres un cuerpo. Cuando vemos a alguien desde el exterior, es un cuerpo. El amor penetra en el interior, y entonces ya no vemos a la persona desde el exterior. El amor puede ver a una persona tal como la persona se ve a sí misma desde el interior. Entonces la forma desaparece.


En el amor entras en el otro como sí mismo. No se trata de ti respondiendo. Te haces uno, y por vez primera conoces un abismo: una presencia sin forma.

Cuando la forma desaparece, la persona que amas se vuelve el universo, lo sin forma, el infinito. Ahora todas las estrellas se mueven en él, y todo el firmamento y todo el espacio está rodeado por él.


Cuando entras en el amor, en el mundo profundo e íntimo del amor, la persona desaparece, la forma desaparece, y la persona amada se vuelve simplemente una puerta al universo.


No puedes cambiar a una persona a menos que le des técnicas auténticas con las que cambiar. Con sólo predicar no se cambia nada. Y lo puedes ver en el mundo entero. Tanto predicar, tanto moralizar y, sin embargo, todo es inmoral.

Los predicadores siguen predicando. Siguen diciéndole a la gente qué NO hacer con su energía sexual, sin darle ninguna técnica.

«¿Qué estás diciendo? Cuando siento energía sexual, eso significa que "'yo" soy sexual, y tú simplemente me dices: "No seas sexual" De modo que lo único que puedo hacer es suprimirme a mí mismo.» Lo que estoy diciendo es imposible. Y esa imposibilidad hará que el hombre o la mujer se sientan intrínsecamente malos. Empezarán a sentirse inferiores; serán degradados por dentro ante sí mismos. Si intentan lo imposible, va a ser un fracaso. Y cuando sea un fracaso quedarán convencidos de que son pecadores.


Eso creará más culpabilidad: porque si trato de cambiar y no puedo cambiarme, eso crea inferioridad. Me produce una sensación de culpa, de que soy incapaz. iNadie puede hacerlo! Necesitas ciertas técnicas, porque tu culpa es tan sólo una indicación de una mente perturbada. Cambia la mente perturbada y cambiará la indicación. La culpa está mostrando simplemente lo que hay dentro. Cambia lo que hay dentro y cambiará lo externo.


Y una vez que tienes una mente diferente, puedes tener un mundo diferente, porque miras a través de la mente. El mundo que estás viendo lo estás viendo porque tienes una determinada mente. Cambia la mente, y cuando miras hay un mundo diferente. Y si no hay mente..., eso es lo supremo; producir un estado en el que no hay mente. Entonces miras al mundo sin intermediario. Cuando no hay intermediario, te encuentras con lo real, porque ahora no hay nadie entre tú y lo real. Entonces nada puede estar distorsionado.


“Tantra, para empezar, significa: Ven con lo que tengas, ven, con lo que eres aquí y ahora. Sin ninguna máscara o defensa, ven, sin expectativa o deseo.

Eso por sí mismo ya es un reto.

¿Puedes hacerlo? Desnudarse, quitarse la ropa es bastante sencillo. Pero podrás quitarte el ropaje del ego? ¿Puedes ser y estar tan blandito, tan blandita frente al sexo contrario o frente a tu compañero o compañera?” Lucía Miele


En Occidente el sexo se ha vuelto un problema. En este medio siglo se ha desarrollado en Occidente el conocimiento de sexo, y todo el mundo se ha vuelto tan consciente de él que el acto sexual se está volviendo más y más imposible.


Por ejemplo, te pueden enseñar a amar a tu prójimo, a amar a todo el mundo, a ser amoroso. Se puede volver una actitud moral, pero el odio sigue dentro. Te fuerzas a ti mismo a ser amoroso, y un amor forzado no los puede satisfacer ni a ti ni a la persona a la que amas. Nadie puede satisfacerse con este amor falso.


Una moralidad auténtica le sucede a una persona que ha entrado profundamente en sí misma; y cuanto más profundo entras, más amoroso te vuelves. No es algo impuesto en contra del odio; no es algo antagónico al odio. Cuanto más profundo entras, más amor mana de ti. No tiene nada que ver con el odio, en absoluto; no tiene ninguna relación con el odio. En el momento en que llegas a tu centro, eres amoroso sin ninguna imposición moral. Puede que ni siquiera seas consciente de que eres amoroso. ¿Cómo vas a ser consciente? Este amor será tan natural como la respiración, como tu sombra que te sigue. Simplemente serás amoroso.


La moralidad sucederá, pero eso no será una consecuencia, no será una condición previa. No te enredes en conceptos morales e inmorales. Son externos. Mejor, ve hacia dentro. De modo que las técnicas son para ir hacia dentro. Y no te preocupes por lo moral y lo inmoral, lo puro y lo impuro; no entres en distinciones.

Simplemente entra en ti. Cuanto más profundo vayas, más moral te volverás, pero esa moralidad no será la moralidad de la sociedad. Serás moral sin ser moral: sin ser consciente de que eres moral, porque no hay nada opuesto a ello dentro de ti.


Esta moralidad no es un trato, sino algo que sucede. Cuanto más profundo vas, más empiezas a vivir en el momento. Te das cuenta de que el amor es dicha. No es un paso, una condición, un trato para lograr otra cosa; es suficiente en sí mismo. Amas porque te sientes dichoso amando. No estás haciendo nada por tu prójimo; no estás complaciendo a nadie. Es un placer ser amoroso. Es bueno para ti aquí y ahora mismo. No hay cielo o infierno futuros. Amar crea el cielo ahora mismo. Y esto sucede con todas las virtudes; florecen espontáneamente.


Hay enseñanzas con reglas fijas. Por ejemplo, hay enseñanzas que están contra el sexo; dicen que el sexo es impuro, feo, pecado. Nada es feo, nada es impuro, nada es pecado. Incluso el sexo puede convertirse en un camino: incluso el sexo puede convertirse en un camino hacia la salvación. Depende de ti. No es el sexo, sino tú quien determina su cualidad.


No le dices a alguien que ver pornografía está mal, que masturbarse está mal, que tener sexo con distintas parejas está mal. No hay malo, no hay bueno. Hay consciencia e inconsciencia.


“Incluso la oración se puede volver un pecado; y el sexo puede convertirse en una virtud”

Depende de ti. El valor no está en el objeto, el valor lo pones tú.


Incluso el sexo puede convertirse en salvación, pero entonces entra en el sexo sin ideas de pureza e impureza, bueno y malo, moralidad e inmoralidad. Entra en el sexo como pura energía, sólo energía. Entra en esa energía como si estuvieras entrando en lo desconocido. ¡No te duermas, estate alerta! Cuando el sexo te lleve a la raíz misma de tu ser.


¡Estate alerta!


No te duermas por el camino. Estate alerta y experiméntalo todo, lo que sea que esté sucediendo: la relajación que llega, la tensión que sucede, la cima que llega, y el valle al que vuelves a ser lanzado.


Tu ego se disuelve por un momento; te hace uno con tu amada o con tu pareja. Por un momento, los dos no estáis ahí. Los cuerpos son dos, pero en lo más profundo hay una comunión y se han vuelto uno. ¡Estate alerta! No te pierdas este momento durmiendo. Ve lo que está sucediendo. Esta unidad es lo que estaba oculto en el acto sexual.


El sexo era sólo el camino externo. Éste es ahora el significado, el punto central. Esto es lo que estabas anhelando, esto es lo que estaba ansiando.


Esto es lo que se buscaba: esta unidad, esta disolución del ego, esta sensación de ser uno, este éxtasis de no tener tensión, este éxtasis de relajación. Éste era el sentido, el objetivo, y esto es lo que estabas buscando a través de esta mujer, a través de ese hombre.


Sólo mediante una profunda consciencia desaparece completamente el acto sexual y se revela un profundo éxtasis.


“Si puedes llevar meditación a tu amor, a tu sexo, el sexo es transformado”


De modo que el tantra no dice que esto es puro o eso es impuro... y si quieres usar la vieja terminología de la pureza y la impureza, entonces diré que para el tantra estar dormido es impuro, la alerta es pura, y todo lo demás es simplemente insignificante.


Obviamente, se requerirá un tipo de esfuerzo interno para evitar la represión o el desenfreno, pero entonces ¿no es esto también una forma de represión?


¡No! Es un esfuerzo, pero no «una forma de represión». No todo esfuerzo es represión. Hay tres tipos de esfuerzos.


Uno es el esfuerzo que es expresión. Cuando expresas tu sexualidad, es un esfuerzo.

Cuando expresas lo que estás haciendo, estás forzando tu energía a salir hacia la persona, el objeto; estás expeliendo tu energía, el otro es el objetivo. La energía va al otro; es un esfuerzo.


Luego, el segundo tipo de esfuerzo se da cuando reprimes. Cuando reprimes, devuelves la energía a la fuente original, a tu propio corazón. La fuerzas a volver. Es un esfuerzo, pero la dirección es diferente.


En la expresión, se aleja de ti; en la represión, vuelve a ti.


Lo tercero, la alerta, la alerta pasiva, también es un esfuerzo, pero la dimensión es diferente. La energía va hacia arriba. Al principio es un esfuerzo. Al principio incluso la pasividad está abocada a ser un esfuerzo. Sólo con el tiempo, según te vayas familiarizando con ella, dejará de ser un esfuerzo. Y cuando no es un esfuerzo, se vuelve más pasiva; y cuanto más pasiva, más magnética: atrae la energía hacia arriba.


Pero al principio todo será un esfuerzo, así que no seas víctima de las palabras. Eso crea problemas. Los místicos siempre han estado hablando de la ausencia de esfuerzo; dicen que no hagas ningún esfuerzo. Pero al principio, incluso esto será un esfuerzo. Cuando decimos que no hagas esfuerzos, sólo queremos decir que no fuerces el esfuerzo. Deja que llegue con la consciencia. Si lo fuerzas, te pondrás tenso. Si te pones tenso, la energía no puede elevarse, y por lo tanto no puede expandirse. La tensión es horizontal; sólo una mente sin tensión puede estar por encima, sobrevolando como una nube.


Esto es difícil, porque el lenguaje crea la dificultad. Si te digo que te relajes, ¿qué harás? Harás un tipo de esfuerzo. Pero entonces te digo que no hagas ningún esfuerzo, porque si haces cualquier esfuerzo, eso creará tensión y no podrás relajarte.


Te digo simplemente que te relajes. Entonces estarás muy confuso, y preguntarás: «Entonces, ¿qué quieres decir? Si no tengo que hacer ningún esfuerzo, entonces ¿qué se supone que tengo que hacer?».


No tienes que hacer nada, pero al principio ese no hacer nada será como hacer algo.


«¡Muy bien! Haz un poco de esfuerzo, pero recuerda que luego hay que dejar el esfuerzo. Úsalo como arranque al principio. Así que usa el lenguaje de hacer y de la acción. Empieza, pero usa el esfuerzo sólo como arranque. Y recuerda: cuanto antes lo dejes, mejor».


La existencia debe tener un sentido; de lo contrario, ¿de qué sirve?

El amor da sentido. No es que mediante el amor se produzca algún resultado o algún objetivo. Mediante el amor, cada momento se vuelve valioso en sí mismo. Entonces nunca preguntas esto. Si alguien pregunta cuál es el sentido de la vida, ten muy claro que no tiene amor. Siempre que alguien pregunta cuál es el sentido de la vida, lo está preguntando porque no ha podido florecer en una experiencia de amor. Cuando alguien está enamorado, nunca pregunta cuál es el sentido de la vida. Conoce el sentido; no hay necesidad de preguntar.


iConoce el sentido! Ahí está el sentido: el amor es el sentido de la vida.


Y mediante el amor es posible la oración, porque la oración es también una relación de amor; no entre dos individuos, sino entre un individuo y la existencia misma. Entonces toda la existencia se vuelve tu amada o amante. Pero sólo mediante la experiencia del amor es posible que alcances la oración o la meditación, y el éxtasis supremo es como el amor.


Si puedes amar, has entrado en lo divino. Y cuando tu amor crece hasta una infinitud tal que no tiene que ver con nadie en particular -más bien, se ha convertido en un fenómeno difuso; cuando no hay amante para ti, más bien, toda la existencia, todo lo que existe, se ha vuelto el amante o amado-, entonces se ha convertido en oración.


Así que lo primero es cómo amar, y lo segundo es cómo acrecentar el amor para que el amor se convierta en oración. Pero hay que empezar con el amor. Y no le tengas miedo al amor, porque el miedo revela que le tienes miedo al corazón. La cabeza es astuta; el corazón es inocente. Con la cabeza te sientes protegido; con el corazón te vuelves vulnerable, abierto. Puede suceder cualquier cosa.


Por eso nos hemos cerrado. Hay miedo: si eres vulnerable, te puede suceder cualquier cosa; alguien puede engañarte. Con la mente, nadie puede engañarte; tú puedes engañar a los demás. Pero yo te digo que estés dispuesto a ser engañado, pero no cierres el corazón. iEstate dispuesto a que te engañen, pero no cierres el corazón! Esa vulnerabilidad a ser engañado tiene valor, porque no perderás nada con ella. Y si estás dispuesto a ser engañado infinitamente, sólo entonces puedes creer en el corazón. Si eres calculador, astuto, listo, demasiado listo, entonces te perderás el corazón. Y el hombre moderno es tan educado, tan sofisticado, tan listo...


que se ha vuelto incapaz de amar.


La mente tiene tres capas. Primero está el inconsciente: cuando estás profundamente dormido sin sueños, estás en él. El niño en el útero de su madre es absolutamente inconsciente, es tan sólo parte de la madre. El niño no es consciente de que «estoy separado»; simplemente forma parte de la madre. No hay separación, no hay existencia definida. Está indiferenciado de la madre y de la existencia misma. No hay miedo, porque el miedo sólo surge cuando tomas consciencia de ti mismo. El niño está totalmente a gusto; es inconsciente.


Y la segunda capa es la de la consciencia. Es un fragmento muy pequeño. Una décima parte del inconsciente se ha vuelto consciente en ti mediante el adiestramiento, la educación, la sociedad, la familia. Era necesario para la supervivencia, de modo que una parte de ti se ha vuelto consciente. Pero esa parte también se cansa muy pronto; por eso necesitas dormir. Al dormir vuelves a ser el niño en el útero. Has retrocedido; ya no está el consciente. Se ha hecho parte del inconsciente. Por eso dormir es tan refrescante. Por la mañana te sientes vivo de nuevo, renovado, porque has vuelto al útero de la madre.


Has vivido demasiado en el consciente. Este consciente tiene al ego como centro. Éstos son los dos estados ordinarios que conocemos. El tercer estado es el supraconsciente. «Supraconsciente» significa que todo tu inconsciente se ha vuelto consciente. En el inconsciente no hay ego; eres total.


El ego crea la barrera. No puedes perderte a ti mismo, y el amor es perderse, dispersarse, disolverse, fundirse. Si te fundes en el inconsciente, es amor; si te fundes en el supraconsciente, es oración; pero ambas cosas son una fusión. Así que, ¿qué hay que hacer? Recuerda esto: no puedes hacer nada al respecto. Permite que se perciba muy hondamente: no puedes hacer nada respecto al amor, respecto a la oración. Tu mente consciente es impotente; no puede hacer nada. Tiene que perderse, hay que ponerla de lado. Y entonces recuerda la entrega: cuando quieras ir más allá de ti mismo, la entrega es el camino, tanto en el amor como en la oración.


Siempre que anheles ir más allá, a alguna parte en la que no estás, entonces la entrega, el dejarse ir, es el camino. Deja que te suceda algo; no manipules. Y una vez que sepas cómo permitir, empezarán a suceder muchas cosas. Puede que ni siquiera seas consciente de lo que es posible para ti, de la gran, tremenda, energía que has cerrado dentro de ti y que puede explotar y volverse entonces un éxtasis.


Pero tienes que explotar y perderte a ti mismo. La semilla tiene que perderse a sí misma; sólo entonces nace el árbol. Y si la semilla se resiste y dice: «No, debo sobrevivir», entonces la semilla puede sobrevivir, pero el árbol nunca nacerá. Y a no ser que nazca el árbol, la semilla se sentirá frustrada, porque el árbol es el sentido. La semilla sólo puede sentirse colmada cuando el árbol está floreciendo. Pero entonces la semilla tiene que perder a sí misma, morir.


Esto es lo que significa la intimidad: que estás como si estuvieras solo, sin miedo al otro, estando tu amante o amada en la habitación; entonces puedes entrar en el acto sexual totalmente; de lo contrario, el otro es siempre una presencia cohibidora. La otra persona te está mirando: «¿Qué va a pensar ella? ¿Qué va a pensar él? ¿Qué estás haciendo? ¿Comportándote como un animal?».

Cuando el otro está presente, el otro te está mirando: «¿Qué estás haciendo?». Y te han enseñado que hay algunas cosas que no deben hacerse. Te cohíbe; no puedes actuar totalmente.


Si realmente hay amor, entonces puedes actuar como si estuvieras solo. Y cuando dos cuerpos se hacen uno, tienen un solo ritmo. Entonces se ha perdido la dualidad, y el sexo puede desatarse totalmente. Y no es como la ira; la ira siempre es fea, pero el sexo no siempre es feo. A veces es lo más bello que hay..., pero sólo a veces. Cuando la unión es perfecta, cuando los dos se vuelven un solo ritmo, cuando sus respiraciones se han vuelto una, y su prana, su energía, fluye en un círculo, cuando los dos han desaparecido completamente y los dos cuerpos se han vuelto una totalidad, cuando lo negativo y lo positivo, lo masculino y lo femenino, ya no están ahí, entonces el sexo es lo más bello que hay. Pero eso no es siempre así.


Si no es posible, puedes llevar tu acto sexual a un clímax de frenesí y locura estando a solas, en un estado meditativo. Cierra la habitación, medita con ello, y deja que tu cuerpo se mueva como si no lo estuvieras controlando. ¡Abandona todo control!


Sucederán dos cosas. La sexualidad desaparecerá. Puede que el sexo permanezca, pero la sexualidad desaparecerá completamente. Y cuando no hay sexualidad, el sexo es divino. Cuando no hay ansia cerebral, cuando no estás pensando en ello, cuando se ha vuelto una simple participación -un acto total, un movimiento de todo tu ser, no sólo de la mente-, es divino. Primero desaparecerá la sexualidad, y luego puede que también desaparezca el sexo, porque una vez que conoces su núcleo más profundo, puedes alcanzar ese núcleo sin sexo.


Una persona que mira una foto pornográfica o alguien que va a ver una película de orgías sexuales, no está buscando sexo; está buscando sexualidad. Esa excitación no está en el vientre; esa excitación está en la mente, en la cabeza.


El sexo transferido a la cabeza es sexualidad; pensar en ello es sexualidad. Vivirlo es otra cosa, y si puedes vivirlo, puedes transcenderlo. Cualquier cosa vivida totalmente te lleva más allá. Así que no le tengas miedo a nada. ¡Vívelo! Si piensas que es destructivo para los demás, entra en ello a solas, no lo hagas con otros. Si piensas que es creativo, entonces encuentra un compañero, encuentra un amigo. Formen una pareja, y entren en ello totalmente. Si todavía notas que la presencia del otro es cohibidora, entonces puedes hacerlo a solas.


La mayoría de nosotros termina viendo el sexo como un hábito, y como cualquier hábito, si lo haces repetitivamente, se vuelve aburrido. El desafío es transformarlo en un espacio dinámico, donde poder explorar tus límites, tus miedos, tus talentos y un espacio de total entrega de tu atención y amor.


Por eso es que este es un camino que toman quienes tienen coraje, quienes despiertan y se atreven a probar algo nuevo sabiendo que implica un poco más de trabajo pero quieren salir de su zona de confort e irán en la búsqueda de lo que sea necesario para lograrlo y vivir experiencias profundas, relaciones potentes.


El sexo puede ser sanador, un orgasmo explosivo totalmente libre de culpa, vergüenza, expectativa e inseguridad puede ser una experiencia además de súper liberadora, espiritual. El estar en esa vulnerabilidad, con nuestras corazas tan blanditas que hacen que el ego quede fuera del panorama.


Lo cual no significa que no pueda haber mal sexo a veces, o sexo salvaje, o sexo romántico, sexo tántrico o un rapidito, nuestra sexualidad puede ser tan variante y tan diversa como nuestros mismos estados de ánimo. Esto no habla de siempre tener sexo elevado, y si no pasa sentir culpa, no va por ahí. Va en estar presente, entregarse, y con eso tener encuentros inolvidables cada vez más seguido.


A nadie le gusta tener sexo salvaje con una persona desconectada, con la mente en otra historia, ausente, inventando sonidos orgásmicos para compensar la falta de real conexión que existe. Eso es solo mal sexo. Todos merecemos sexo salvaje, lo traemos dentro con nuestro instinto.


“Tener sexo salvaje con un compañero emocionalmente presente, puede ser una de las mejores cosas del mundo” Layla Martin


¿Qué piensas cuando alguien dice buen sexo?

¿Más posiciones, más fantasías cumplidas, más personas?

¿Has pensado en estar más receptivo a las sensaciones ocurriendo dentro de tu cuerpo?

¿En prolongar y expandir el placer a todo el cuerpo en vez de sólo el centro genital?


Puede llegar a ser una experiencia divina.


¿Qué significa estar presente? Puede sonar más fácil estar presente durante el orgasmo, o durante momentos de mucha excitación…


¿Y qué pasa el resto del tiempo? ¿Estamos ahí? ¿En sintonía? ¿O nos vamos con nuestra mente a navegar por fantasías? ¿Qué me gustaría hacer después de esto? ¿Qué otra posición me gustaría probar? ¿Qué hacer para excitarme más rápido y conseguir el clímax pronto? ¿Digo lo que me gusta o no me gusta o dejo que todo avance esperando que sea como a mí me gusta? ¿Soy realmente dueño/a de mi sexualidad o la dejo en manos de lo que venga?


Sentir, realmente sentir, toda la gama de sensaciones que inundan tu cuerpo durante un encuentro sexual, es una práctica como muchas otras. Si le dedicas un tiempo cada día, vas a hacerte bueno en eso.


Una vez que lo conoces, el camino se puede recorrer también de otras maneras. Simplemente mirando una flor puedes estar en el mismo éxtasis en el que estás cuando te unes con tu pareja en un clímax. Simplemente mirando las estrellas puedes entrar en él.


Una vez que conoces el camino, sabes que está dentro de ti. Tu pareja sólo te ayuda a conocerlo, y tú le ayudas a conocerlo.


iEstá dentro de ti!

El otro era sólo una provocación.

El otro era sólo un desafío para ayudarte a conocer algo que siempre estuvo dentro de ti…



Escritos de El libro de los secretos, Osho.

"Yo soy otro tú, tú eres otro yo"


Fernanda Pinochet Reymond

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