Cómo cambiamos durante nuestro ciclo
- Feña
- 7 may 2020
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Tanto durante el ciclo menstrual como en el embarazo, el cuello uterino sufre algunos cambios anatómicos y fisiológicos. Estas modificaciones hacen referencia a la posición, consistencia y dilatación del cérvix.
Normalmente, en el momento de la ovulación, el cuello uterino está más alto que en el resto de días del ciclo menstrual. Su textura también es mássuave y su orificio está más abierto para permitir el paso de los espermatozoides en una eyaculación. En cambio, cuando la mujer no se encuentra en sus días fértiles, el cuello uterino está más bajo, duro y cerrado.
Durante la menstruación, el cérvix también se encuentra blando y abierto para permitir la salida de la sangre.
Todas las mujeres desprenden una especie de líquido blanco mucoso, transparente o amarillento por la vagina. Tras la pubertad, unos días más, otros menos; pero, ¿cómo podemos diferenciar cuándo hablamos de lubricación y cuándo de flujo vaginal? Aunque es posible pensar que se puede tratar del mismo fluido, lo cierto es que cumplen funciones muy diferentes.
El flujo vaginal es la secreción natural que tiene el cuerpo de la mujer con el fin de limpiar, humidificar y proteger de posibles infecciones. Éste varía de cantidad, aspecto y color dependiendo de la mujer, así como de su edad. También se puede ver modificado en los ciclos menstruales debido a los cambios hormonales.
Cuando el flujo vaginal tiene algún color, olor, consistencia más espesa o es diferente al de costumbre, puede indicar la presencia de alguna infección vaginal.
El flujo no aparece por casualidad, sino que tiene tres funciones importantes: de defensa, de reproducción y la sexual.
¿Qué es la lubricación?
En cambio, la lubricación es un fenómeno que se produce a nivel genital durante la excitación sexual. “Ésta se debe al aumento del riego sanguíneo y ayuda a facilitar la penetración y a mantener un pH neutro para facilitar la supervivencia de los espermatozoides en la vagina.
Este líquido es secretado por glándulas distintas a las que producen el fluido cervical presente durante el ciclo.
La lubricación vaginal se produce por la segregación del flujo vaginal, un líquido viscoso segregado por el cuello de la matriz y las paredes de la vagina con diversos fines. La lubricación de los labios, en cambio, se debe a las glándulas de Bartolino (dos orificios pequeñitos que se encuentran a los lados de la apertura de la vagina).
La lubricación, por norma general, se produce de forma natural, pero hay mujeres que están naturalmente más lubricadas que otras.
Respecto a la temperatura basal, durante el ciclo menstrual de la mujer, la temperatura basal (la que tenemos nada más despertarnos, sin movernos de la cama) permanece baja hasta que se produce la ovulación. Una vez que ésta se ha producido, por efecto de la progesterona, la temperatura basal se eleva entre dos y cinco décimas, permaneciendo elevada hasta el momento de la menstruación. Si la temperatura desciende, podemos esperar la menstruación en un periodo aproximado de unas 24 horas.
Para tomar correctamente la temperatura podemos ayudarnos de un termómetro basal y debemos seguir unas normas, como tomarla todos los días a la misma hora, sin movernos de la cama más que para alargar el brazo para coger el termómetro y anotar cualquier suceso que pudiera alterarla, como la toma de algún antitérmico durante la noche o el haber trasnochado.
Es importante ser rigurosos en la toma de la temperatura, pues una pequeña variación puede dar al traste con la gráfica que estemos elaborando. Si anotamos correctamente nuestras temperaturas, observaremos claramente una fase pre-ovulatoria y otra post-ovulatoria. Con la observación durante varios ciclos podremos conocer cómo funciona nuestro cuerpo, qué días ovulamos y qué síntomas preceden a este momento.
Entremos en el hábito de autoexplorarnos
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